martes, 17 de diciembre de 2013

LA RELAJACIÓN FINAL

El objetivo de la relajación final es relajar todos los músculos del cuerpo y la mente. La postura adoptada más utilizada es la de tumbado boca arriba en Savâsana.

Para formar la Asana te sitúas cómodamente boca arriba, las piernas se abren a la anchura de las caderas o un poco más de la anchura de las caderas, las puntas de los pies las dejas que se abran hacia los lados relajando pies y piernas. Los brazos separados del cuerpo con las palmas de las manos hacia arriba. El cuello alargado para ello puedes llevar la barbilla hacia el pecho. Cierra suavemente los ojos y relájate con la relajación final guiada soltando cada músculo de tu cuerpo, calmando tu mente.

Aquí describo unas instrucciones que se pueden utilizar para que una persona coopera en la relajación de otra:

"Adopta la posición de Savâsana. Realiza varias respiraciones profundas. Ve sintiendo tus pies y tus piernas, ve relajando todos los músculos de tus pies y tus piernas, abandónalos, suelta y afloja. El pecho y el abdomen con cada exhalación se relajan y se ablandan. La espalda y el cuello relajados, abandonados. Los hombros, brazos y manos relajados y sueltos. La mandíbula ligeramente caída, floja y suelta abandonada, los labios flácidos, las mejillas blandas, los párpados suavemente relajados al igual que la frente y el entrecejo. Siente todo tu cuerpo relajado desde los pies a la cabeza. Siente como pesa y se va hundiendo en la esterilla. Vas notando como te va invadiendo desde los pies a la cabeza una sensación de profunda relajación, una sensación de bienestar, tranquilidad y descanso"

Después se dejan unos minutos de silencio para que la persona disfrute del estado de relajación en la que se encuentra todo su cuerpo y su mente.

 

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